De acuerdo con la Declaración Universal de Derechos Humanos el matrimonio no puede ser "libre y completo" cuando una de las partes involucradas no es lo suficientemente madura como para tomar una decisión con conocimiento de causa sobre su pareja.

Aunque el matrimonio infantil ha existido durante siglos, no se puede justificar, pues además de que fomenta la desigualdad de género, las uniones entre menores de edad y adultos privan a las niñas de educación, salud y perspectivas a largo plazo. Además, se trata de la forma más generalizada de abuso sexual y explotación infantil. De acuerdo con Claudia García Moreno, experta en violencia contra las mujeres, "los matrimonios infantiles son una introducción abrupta y a menudo violenta a las relaciones sexuales. Las niñas son incapaces de rehusarse a las relaciones sexuales y no tienen los recursos o el apoyo jurídico y social que les permitan abandonar una relación violenta".

Otro de los problemas del matrimonio infantil son las muertes de jóvenes entre 15 y 19 años de edad a causa de embarazos y partos. "Las jóvenes que se casan más tarde y que evitan los embarazos en la adolescencia tienen más probabilidades de ser saludables, de tener una mejor educación y de forjar una vida mejor para sí y para sus familias", asegura la Flavia Bustreo, subdirectora general para la Salud de la Familia, la Mujer, la Niña y el Niño en la Organización Mundial de la Salud.

Cifras de la ONU reportan que de las 16 millones de niñas adolescentes que dan a luz cada año están casadas, y UNICEF estima que aproximadamente 50 mil de ellas mueren.

Aunque el matrimonio de niñas es más común en África subsahariana y Asia meridional, el resto del mundo no está libre de esta práctica. De hecho, de acuerdo con la UNICEF, el 36% de las mujeres de todo el mundo entre 20 y 24 años de edad se casaron o vivían en pareja antes de cumplir los 18 años de edad. Por su parte, el Fondo de Población de las Naciones unidas (FNUAP), más de 140 millones de niñas contraerán matrimonio entre 2011 y 2020.