Eran alrededor de las 6,30 de la mañana de ayer cuando Romina Castro (22) y su novio Marcos Arancibia (24) caminaban rumbo a la parada del micro. Habían salido un rato a la noche y él se había quedado a dormir en la casa de ella, en el barrio Luz y Fuerza, Chimbas.

Pero como las obligaciones mandan, ayer se levantaron temprano para otro día de trabajo: ella tomaría el colectivo rumbo al hospital Rawson donde es enfermera; él también volvería a su hogar para retomar luego una nueva jornada como repartidor de una panadería.

Sin embargo el de ayer sería un día negro para esa pareja que mantenía un noviazgo desde la secundaria. Apenas avanzaron unos 50 metros a pie, cuando los interceptaron dos sujetos en moto: ‘Corré’, le dijo Marcos a Romina y le quedó en claro que debían volver a su casa por las indisimuladas intenciones de robo de los desconocidos. Pero sólo el joven avanzó: ella resbaló y cayó encima de su bolso.

Cuando Marcos volvió para ver, su novia era golpeada por esos sujetos que ya se habían apoderado de un magro botín, pues la joven tenía en su bolso apenas unos 35 pesos, tarjetas y algunos papeles de su trabajo.

Fue en ese momento que Marcos quiso enfilar hacia los delincuentes que se aprestaban a huir en moto, cuando uno de ellos lo frenó en seco de un disparo en el costado izquierdo de su pecho, contó ayer Luis Castro, hermano de Romina y Sandra Pérez, la mamá de Marcos.

Y a partir de ahí todo fue desesperación. Romina aplicó sus conocimientos sobre reanimación y Marcos parecía aguantar. Incluso lo cargaron en la ambulancia pero todo fue en vano. Cuando todo pasó, en la vereda quedó sangre y una vaina servida calibre 7,65.

‘Que los pillen y hagan justicia, porque a estos tipos no les importa nada y esto no puede ser... mi hijo era un trabajador. Tienen que pillarlos para que no le vuelvan a hacer lo mismo a otro’, dijo ayer la mamá de la víctima, entre lágrimas.

‘A mi hermana ya le habían robado hace dos meses en el micro y ahora no tenía más que 35 pesos en su bolso, es una locura que te maten por nada... podrían haber disparado al piso o a otra parte para asustarlo, pero no tirar a matar’, dijo Luis Castro.

En la Policía esperaban que Romina se recuperara para que aportara algún dato: los homicidas atacaron a cara descubierta.