La jefa de la Tupac Amaru, Milagro Sala, y otros dos integrantes de la organización jujeña, fueron condenados hoy por daños agravados a raíz del ataque con huevos y piedras perpetrado en 2009 contra dirigentes radicales, pero fueron sobreseídos por la acusación de amenazas.
La lectura del fallo generó una sensación ambigua en el público que seguía la audiencia, en su mayoría dirigentes kirchneristas, que primero estallaron en algarabía al escuchar la palabra “absolución” y luego expresaron un enérgico repudio cuando conocieron la “condena a tres años de prisión en suspenso”.

La sentencia se convirtió en la primera derrota judicial de Sala en Jujuy, donde de pasar una década al calor del poder kirchnerista terminó con varias causas abiertas en su contra por delitos graves, que la mantienen detenida desde hace 11 meses con prisión preventiva.

El fallo fue dictado esta tarde por el Tribunal Oral Federal 1 de Jujuy que preside Mario Juárez Almaraz, luego de que en audiencias previas la querella pidió la pena máxima de ocho años de prisión y la fiscalía tres años de arresto en suspenso.

En la sentencia, cuyos argumentos serán difundidos el 3 de febrero, los jueces en forma unánime sobreseyeron a Sala y a los militantes María Graciela López y Ramón Salvatierra por los delitos de amenazas. Pero en la segunda parte del fallo dispusieron condenas de tres años de prisión en suspenso por “daños agravados” a raíz de los destrozos provocados durante el violento escrache perpetrado contra el entonces senador y actual gobernador Gerardo Morales y los auditores generales de la Nación, Leandro Despouy y Alejandro Nieva, cuando iban a dar un conferencia en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas local en agosto de 2009.

Los jueces condenaron a Sala como instigadora y a sus seguidores como partícipes necesarios, y dispusieron que realicen tareas comunitarias por tres años en una sede de Cáritas.

Fuentes judiciales explicaron que en el caso de Sala el cumplimiento de la condena se diferiría hasta que se definan las otras causas en las cuales está imputada, que van de extorsión y asociación ilícita a amenazas.

Sala recibió en el recinto el respaldo de dirigentes kirchneristas como el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, los diputados nacionales Juan Cabandié y Mayra Mendoza, y el secretario de Derechos Humanos de Santa Cruz, Horacio Pietragalla.

El ingreso de la dirigente a la sala de audiencias fue vitoreado por su público, que la saludó con cánticos a los que ella respondió con su puño en alto, la V de la victoria con sus dedos y el grito “Viva Perón”. Luego, cuando aceptó hablar por última vez ante los jueces, ensayó un alegato político en el que repasó parte de la historia reciente cuando mencionó el genocidio de la dictadura y destacó que con su organización intentó “reinstalar la cultura del trabajo” tras las políticas neoliberales “de los 90 y (la crisis) del 2001”. “Siento mucho dolor interno por la injusticia que estamos viviendo, porque no hemos robado nada”, añadió, y dijo que nunca imaginó que “este costo iba a pagar”.

La tupaquera López sostuvo los argumentos de Sala al indicar que con la acusación en su contra “en Jujuy se criminaliza la protesta” y advirtió sobre un supuesto “revanchismo político hacia las clases sociales y organizaciones sociales de un sector político responsable de la crisis del 2001”.

Ramón Salvatierra, el tercer imputado y el único que dijo ser “inocente”, reclamó a los jueces que “no se dejen llevar por delante”, y admitió no entender la acusación en su contra porque, afirmó, “en estos siete años me he dedicado a trabajar”.