Cerca de 60 personas murieron en una revuelta carcelaria provocada por una disputa entre bandas rivales en la ciudad brasileña de Manaos, en el estado de Amazonas, informaron funcionarios el lunes, en uno de los peores hechos de violencia ocurridos en las hacinadas prisiones de Brasil.

El motín entre la banda de narcotraficantes Primer Comando de la Capital (PCC), la más poderosa de Brasil y con base en Sao Paulo, y Familia del Norte, un grupo de Manaos, se inició tarde el domingo y fue controlado recién cerca de las 07.00 hora local (0900 GMT) del lunes, informó Sergio Fontes, secretario de Seguridad Pública de Amazonas, durante una rueda de prensa.

"No se consideró viable el ingreso (de fuerzas de seguridad) porque no se podían prever las consecuencias, por lo que optamos por la negociación”, afirmó Fontes.

La cifra de muertos podría crecer en la medida que las autoridades tengan más información sobre el incidente, dijo Fontes, agregando que las autoridades todavía no determinan cuántos reos escaparon.

Según un reporte del canal Globo TV, un grupo de reos se enfrentó a balazos con la policía y mantuvo de rehenes a 12 guardias. Fontes puntualizó que 74 presos fueron tomados como rehenes, algunos de los cuales fueron ejecutados y otros liberados.

Se presume que Familia del Norte atacó a los reos de PCC a  instancias del Comando Rojo (CV, por sus siglas en portugués), de Rio de Janeiro y la segunda mayor banda de narcotraficantes de Brasil.

Analistas de seguridad dijeron que la tregua que por años se mantuvo entre el PCC y el CV se rompió el año pasado, lo que llevó a enfrentamientos en las cárceles y generó temor a que el caos se extendiera a otras prisiones.                 
El diario local Em Tempo reportó que muchos de los cadáveres decapitados fueron arrojados a través de la muralla del recinto. Un video publicado en el sitio web de Em Tempo mostró decenas de cuerpos apilados en el piso de la prisión.                 
Grupos internacionales de defensa de los derechos humanos han criticado duramente el sistema carcelario brasileño, donde la sobrepoblación es la norma y se producen violentos disturbios de forma frecuente.

Los incidentes del domingo fueron los más graves en varios años. En 1992, una rebelión en el centro penitenciario Carandiru dejó un saldo de 111 reclusos muertos, casi todos a manos de la Policía Militar del estado de Sao Paulo durante la recuperación  de la prisión.