El líder norcoreano Kim Jong-un anunció ayer, tras analizar la situación con su cúpula militar, que reevaluará sus planes de atacar con un proyectil de largo alcance a la isla de Guam, posesión estadounidense, y que observará un poco más la conducta de Estados Unidos antes de emprender la ofensiva, aunque acusó al país norteamericano de estar llevando la situación en la península coreana "a un punto crítico".

La respuesta estadounidense no se hizo esperar demasiado y el secretario de Estado, Rex Tillerson, aseguró que su gobierno sigue interesado en un eventual diálogo con Pionyang, pero advirtió que depende de Kim crear las condiciones para que eso ocurra. "No tengo ninguna respuesta a su decisión", dijo Tillerson ante una consulta periodística.

Kim precisó que analizará ahora, "durante un tiempo más largo", el comportamiento de Estados Unidos a la espera de su reacción, informó la agencia de noticias oficial KCNA.

"Los Estados Unidos deberían en primer lugar tomar la decisión correcta y probar mediante su comportamiento que rebajan las tensiones y que quieren evitar un conflicto militar peligroso en la península coreana", afirmó Kim. Pero el líder norcoreano agregó que si Washington continúa sin embargo con "sus acciones extremadamente peligrosas y sin contemplaciones en la península coreana", se tomará de inmediato "una importante decisión".

Guam es una importante base militar de avanzada de los Estados Unidos en el Pacífico. Conquistada a España en 1898, se convirtió a lo largo del siglo XX en una pieza insustituible en la proyección del poder estadounidense hacia el Extremo Oriente asiático.

Distensión
El experto en Corea del Norte John Delury, historiador de la Universidad Yonsei en Seúl, Corea del Sur, interpretó que con el anuncio de Kim Jong-un "baja la tensión y es una llamada a la parte estadounidense para que también baje los decibeles".

Por su parte, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, un moderado que está explorando caminos para recomponer en lo posible el vínculo con Pionyang, también quiso apaciguar los ánimos y aseguró que su gobierno "evitará una guerra a toda costa".

"Debemos resolver pacíficamente el problema nuclear norcoreano sin importar los baches que haya", afirmó Moon en un discurso pronunciado con motivo del día de la independencia nacional, en el que se conmemora el final del dominio colonial japonés sobre la península de Corea, que duró desde 1910 hasta 1945.