Este sábado, Rosana Sosa salió del coma en el que estaba desde el lunes en el hospital Lagomaggiore, donde desde hace un mes se somete a varias cirugías por el daño que le causó su marido, Fernando Fernández, al apuñalarla en el pecho, la espalda, la zona hepática y en la ingle.

La mujer de 37 años estuvo al borde de la muerte y todo por un tatuaje.

Fernández, de 39 años, es el jefe de Residentes de Terapia Intensiva del Hospital Central de Mendoza, y atacó con cinco puñaladas a su esposa en la vivienda que compartían en el departamento de Las Heras.

Todos los cortes fueron provocados con un cuchillo, de unos 20 centímetros de largo, que su marido tomó de la cocina de su casa. Tras el hecho el hombre se dio a la fuga, pero a las pocas horas se presentó en el Hospital Central y confesó lo sucedido, por lo que quedó a disposición de la justicia e internado con custodia policial, por la ingesta de medicamentos.

Según su declaración, el hombre enloqueció cuando descubrió un tatuaje que ella se había hecho a escondidas y la agredió delante de la hija menor que tienen en común. Después, trató de suicidarse tomando un cóctel de pastillas.

Fernández estuvo semiinconsciente varios días. Después, lo trasladaron a un neuropsiquiátrico donde estuvo hasta el martes, cuando consideraron que su estado mental era óptimo y le dieron el alta. Ahora está detenido, imputado por intento de femicidio.