Con la guardia de honor de integrantes del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista y funcionarios del consejo de Estado del país, exactamente a las 9 se abrieron las puertas del memorial, para que entraran miles de cubanos con tristeza en sus rostros, emoción contenida y lágrimas.

Desde es te martes, 21 salvas de artillería sonarán simultáneamente en La Habana y Santiago de Cuba hasta el domingo, para cuando se prevé que los restos de Fidel Castro sean inhumados en el cementerio Santa Ifigenia, después de desfilar por la isla desde el miércoles.

Desde el amanecer, una cola interminable rodeó el memorial José Martí, uno de los tres puntos de homenaje instalados, a donde llegaron ciudadanos de todas las edades, algunos con flores blancas en sus manos, otros con fotos del comandante y unos más con sus condecoraciones militares.

Homenajes

Se repitieron en varias capitales, donde las respectivas embajadas cubanas se convirtieron en improvisados puntos de convergencia para quienes buscaron recordar la figura del líder de la Revolución. Varias de esas sedes diplomáticas abrieron libros de condolencias para que los ciudadanos pudieran expresarse por escrito.

A la solemnidad de la despedida en la Plaza de la Revolución se opusieron algunos pequeños homenajes, con otros tonos, en barrios habaneros, desde la elegante zona de Cubanacán al popular barrio de Marianao.

Uno de los lugares más emblemáticos en el que los habaneros presentaron sus respetos al comandante fue Ciudad Libertad, en el barrio de Marianao, un lugar considerado bastión de la enseñanza y la educación propugnados por la Revolución como uno de sus pilares.

En el lugar que antes albergó la primera fortaleza del régimen de Fulgencio Batista y que por orden de Fidel Castro pasó a ser escuela de nuevos maestros, cientos de personas desfilaron ante una foto del ex mandatario y fueron dejando flores sobre unos cestos de paja.

Allí se vio a cubanos que se cuadraron y realizaron un saludo militar ante la fotografía de Castro y otros que se persignaron, a una mujer que entre sollozos solo alcanzó a murmurar "hasta siempre", y a otra que acarició con veneración la imagen del comandante.

A diferencia del silencio de la Plaza de la Revolución, en estos lugares sí se permitían algunas notas de sones cubanos y se respiraba un ambiente más relajado, algo similar a lo que ocurría en Cubanacán, un área mucho más lujosa en la que residen sobre todo diplomáticos y ejecutivos de empresas extranjeras, donde se habilitó un "punto alternativo" de homenaje en el Pabellón de Exposiciones (Pabexpo).

Fue uno de los lugares en los que se vio a adolescentes de uniforme escolar despidiéndose de un hombre al que apenas recuerdan gobernando Cuba, ya cuando dejó el poder en 2006 aún eran muy pequeños.

Médicos y enfermeras con bata blanca, cocineros con chaquetilla y mecánicos con ropas de trabajo buscaron un momento para escaparse de sus puestos y despedirse de Fidel.

La población también está llamada a renovar su compromiso con la Revolución mediante la firma de un juramento similar al que realizó el fallecido ex presidente el 1° de mayo del 2000, "como expresión de la voluntad de dar continuidad a sus ideas y al socialismo", según los medios estatales.

Para el acto de mañana en la Plaza de la Revolución, testigo de innumerables discursos de Fidel, se espera la presencia de mandatarios y personalidades de todo el mundo.

La contracara de todo esto seguía dándose en la llamada Pequeña habana de Miami, donde decenas de cubanos exiliados repitieron sus bailes y celebraciones por la muerte del ex mandatario, sobre todo en la Calle 8.
"Fidel Castro, Caballo Viejo, 9 Días de Fiestas!", cantaban esta mañana decenas de personas frente al tradicional Café Versailles, mientras algunos entonaban cánticos, varias parejas continuaban bailando y otros simplemente flameaban banderas cubanas, esperando la reacción y el saludo de los automóviles que pasaban por allí.