Jueves 28 de Marzo de 2024

¿LO SABIAS?

12 de abril de 2018

¿Te despertás de mal humor? posibles causas

Si te despertás de mal humor por las mañanas, te sientes irritable a menudo y te falta energía durante toda la jornada, pero no sabes por qué, es probable que tu problema vaya más allá de la simple “inercia del sueño”.

La causa de ese desánimo e irritación podría encontrarse en tus hábitos de sueño.

La inercia del sueño es un estado de confusión que se produce cuando nos despertamos. Estamos despiertos, pero la somnolencia no nos ha abandonado por completo, nos sentimos más torpes, nos cuesta pensar con claridad y podemos sentirnos un poco desorientados o molestos.

Ese fenómeno es completamente normal y suele durar entre 30 y 60 minutos. Básicamente, lo que ocurre es que estamos experimentando un estado de disociación. Hemos recuperado la conciencia, pero tardamos un poco más en recuperar el estado de alerta. Ello se debe a la adenosina, un neuromodulador que aumenta durante el sueño y que tiene un efecto sedante e inhibitorio de la actividad neuronal. El café nos despierta precisamente porque bloquea la acción de la adenosina, activando las neuronas.

Sin embargo, hay personas que van más allá de la inercia del sueño. Les cuesta mucho recobrarse y pueden sentirse irritables, de mal humor y agotadas durante gran parte de la jornada. Si es tu caso, es probable que se deba a la mala calidad del sueño.

Es peor despertarse varias veces en la noche que acostarse tarde

Un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins descubrió que interrumpir el sueño varias veces durante la noche es peor para tu estado de ánimo que retrasar el momento de ir a la cama, aunque al final duermas la misma cantidad de horas.

Los investigadores examinaron a 62 personas, quienes durmieron en un laboratorio del sueño durante tres noches consecutivas. Un grupo podía dormir ininterrumpidamente durante 8 horas, otro grupo debía acostarse más tarde y un tercer grupo sufrió 8 despertares forzados a lo largo de la noche. Cada día, los participantes rellenaban una serie de cuestionarios donde reflejaban su estado de ánimo durante la jornada, indicando si se sentían ansiosos o relajados, molestos o alegres, enérgicos o cansados.

Quienes durmieron ininterrumpidamente y se fueron más tarde a la cama, no experimentaron variaciones significativas en su estado de ánimo y nivel de energía. Pero, a partir de la segunda noche, quienes se despertaron varias veces mostraron un empeoramiento de hasta el 31% en su estado de ánimo.

No es la primera investigación que analiza la relación entre los problemas de sueño y el estado de ánimo. Anteriores estudios habían descubierto que el insomnio nos hace más propensos a padecer depresión.

¿Por qué los despertares nocturnos empeoran nuestro estado de ánimo?

Los investigadores constataron que las personas sometidas a despertares forzados tenían períodos más cortos de sueño profundo de onda lenta, precisamente la fase donde se produce la mayor relajación y el descanso más profundo. La afectación de esta etapa del sueño no solo se ha relacionado con problemas en el estado de ánimo, sino también con niveles de energía más bajos, dificultades para consolidar los recuerdos de las vivencias diurnas e incluso con una disminución de los sentimientos de simpatía y amabilidad.

Las dificultades en el sueño profundo de onda lenta también se han vinculado a la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y el trastorno obsesivo-compulsivo. Aunque no se conoce el mecanismo de base, es evidente que cuando no dormimos lo suficiente, nuestro cerebro termina pagando las consecuencias ya que se expone a un desequilibrio funcional.

Los investigadores explican que, al contrario de la creencia popular, no solo cuentan las horas de sueño sino también la calidad del mismo. Por tanto, recomiendan minimizar las probabilidades de que se produzcan interrupciones durante el sueño.

Es fundamental que mantengas una temperatura agradable en la habitación, evites que entre ruido y uses unas cortinas gruesas que obstaculicen el paso de la luz. Y si todo eso falla, siempre tienes una carta bajo la manga: tomar una siesta. Unos 20 o 40 minutos de descanso son suficientes para recargar energía y mejorar tu estado de ánimo.

 

 

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