Jueves 28 de Marzo de 2024

VATICANO

25 de febrero de 2019

Los 8 puntos para erradicar la pedofilia, según el papa Francisco

Por primera vez, la Iglesia no se mostró en actitud defensiva ante los abusos.

Al término del histórico encuentro "La Protección de los Menores en la Iglesia", sobre casos de pedofilia y abusos en el seno del clero católico, el Papa Francisco llamó en el Vaticano a adoptar "medidas concretas" contra el flagelo, y abogó por el castigo a los culpables y la protección de las víctimas.

Por primera vez se buscó mostrarle de manera contundente al mundo una Iglesia no abroquelada en la defensa del vergonzoso tema de la pedofilia en su seno y el pontífice marcó un itinerario guía de ocho puntos "para erradicar esta brutalidad del cuerpo de nuestra Humanidad", según expresó.

En su articulado discurso final, tras la misa conclusiva del histórico evento en la Sala Regia, el pontífice partió del análisis de los datos disponibles sobre la masiva difusión en el mundo de la plaga de los abusos, en contextos como los muros domésticos, la escuela, el deporte, y también en las redes y el turismo sexual.

Pero advirtió: "Debemos ser claros, la universalidad de tal plaga, aunque confirme su gravedad en nuestras sociedades, no disminuye su monstruosidad en el interior de la Iglesia". "La inhumanidad del fenómeno a nivel mundial se vuelve todavía más grave y más escandalosa dentro de la Iglesia, porque se pone en contraste con su autoridad moral y su credibilidad ética", dijo Jorge Mario Bergoglio.

Para el Papa, el consagrado, "escogido por Dios para guiar las almas hacia la salvación", que "se deja subyugar por la propia fragilidad humana o su propia enfermedad", se convierte en "un instrumento de Satanás", pues "en los abusos nosotros vemos la mano del mal que no se detiene ni siquiera ante la inocencia de los niños".

Por eso, en la institucionalidad católica, afirmó, "creció la conciencia de que no solo debemos tratar de contener los gravísimos abusos con medidas disciplinarias y procesos civiles y canónicos, sino también enfrentar el fenómeno tanto dentro como fuera de la Iglesia". "La Iglesia siente llamada a luchar contra este mal que toca el centro de su misión: anunciar el Evangelio a los más pequeños y protegerlos de los lobos voraces", agregó.

Y si los abusos, subrayó, "son siempre la consecuencia del abuso de poder", la imagen que se levanta es "el ejemplo de Herodes", detrás del cual "está Satanás". Las directivas que el Papa impulsó en la conclusión del encuentro se vinculan directamente con las "Mejores Prácticas" sobre el tema formuladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El listado comprende "La tutela de los niños", para la cual hace falta "cambiar la mentalidad" y "combatir la actitud defensiva-reactiva en salvaguardia de la institución"; la "Seriedad Impecable", destacando que "la Iglesia no se ahorrará en cumplir todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido delitos. La institución no buscará encubrir o subestimar ningún caso".

"Una verdadera purificación", sin "caer en la trampa de acusar a los otros, que es un paso hacia una coartada que nos separa de la realidad"; luego "La Formación", es decir "las exigencias de la selección y de la formación de los candidatos al sacerdocio". Y también "reforzar y verificar las líneas guía de las Conferencias Episcopales", para las cuales "ningún abuso debe ser encubierto, como fue costumbre en el pasado, o subestimado, dado que el encubrimiento de los abusos favorece la propagación del mal y añade un nivel adicional de escándalo. Y fundamentalmente "Acompañar a las personas abusadas".

Los últimos dos puntos: "El mundo digital", para el cual "hace falta comprometernos para que los jóvenes y las jóvenes, en particular los seminaristas y el clero, no se vuelvan esclavos de dependencias basadas en la explotación y el abuso criminal de los inocentes o de sus imágenes o el desprecio de la dignidad de la mujer y de la persona humana", y la lucha contra el "Turismo sexual", para finalizar.

Bergoglio llamó además a liberarse "de la plaga del clericalismo", "terreno fértil para todas estas abominaciones", para lo que hace falta "el compromiso para una conversión personal y colectiva, la humildad de aprender, de escuchar, de asistir y proteger a los más vulnerables".

Hacia esa misma conversión apuntó monseñor Benedict Coleridge, arzobispo de Brisbane, Australia, en la homilía de la misa de cierre al pedir "una verdadera conversión copernicana", sin la cual "permaneceremos al nivel de la 'pura administración' sin arribar al corazón de la crisis de los abusos".
"Solamente esta conversión nos ayudará a ver que las heridas de aquellos que fueron abusados son nuestras heridas, que su destino es el nuestro, que no son nuestros enemigos sino huesos de nuestros huesos, carne de nuestra carne. Ellos son nosotros y nosotros somos ellos", agregó el purpurado australiano.

 

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