Jueves 18 de Abril de 2024

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25 de octubre de 2015

Triunfo de los Progrecistas

En el Sínodo de la Familia, 270 cardenales votaron parte por parte el texto que le presentarán al Papa. “Los gays no deben ser discriminados, pero no hay fundamentos para avalar el matrimonio igualitario”.
La Iglesia abre sus puertas a los divorciados y vueltos a casar

Los obispos católicos acordaron ayer una apertura a los divorciados que se han vuelto a casar por fuera de la Iglesia, pero rechazaron los pedidos de tener un lenguaje más acogedor hacia los homosexuales.

Según la agencia Reuters, el resultado de la reunión de tres semanas en el Vaticano (el Sínodo presidido por el papa Francisco) significó una victoria para los conservadores en lo tocante a la homosexualidad y un triunfo para los progresistas en el espinoso asunto de los que se casan de nuevo.

El documento final del Sínodo de la Familia celebrado contiene pocas referencias a la homosexualidad, anticipó el arzobispo de Viena, Christoph Schönborn. Agregó que, no obstante, esto no significa que la homosexualidad no sea un tema para la Iglesia en Europa y Norteamérica. Sin embargo, a nivel de un sínodo universal hay que respetar las diferentes situaciones políticas y culturales en el mundo, matizó el prelado en alusión a otros continentes. 

Respecto a la situación de las personas divorciadas que han vuelto a casarse por lo civil y que la Iglesia católica ha excluido de la comunión, el arzobispo austríaco uso en italiano la palabra clave “discernimento”, o sea, la capacidad de discernir. “No hay negro o blanco, no existe un simple Sí o No”, agregó, porque la situación de cada pareja es distinta. 

A su vez, en un discurso crítico con el ala más conservadora del Vaticano, Francisco dijo que los líderes de la Iglesia debían enfrentar los temas difíciles “sin esconder la cabeza en la arena”.

El Papa dijo que el sínodo había “dejado al desnudo los corazones cerrados que frecuentemente se esconden incluso detrás de las enseñanzas de la Iglesia o de las buenas intenciones, con el fin de sentarse en la silla de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, casos difíciles y familias heridas”.

El documento final del sínodo reafirmó las enseñanzas católicas de que los gays no deben ser discriminados por la sociedad, pero reiteró que “no hay ningún fundamento” para el matrimonio entre personas del mismo sexo. El sínodo es un órgano consultivo que no tiene poder para alterar la doctrina de la Iglesia. El Pontífice, que tiene la última palabra sobre los cambios y ha pedido una iglesia más compasiva e integradora, puede usar el material para escribir su propio documento, conocido como una Exhortación Apostólica.

Atisbo de esperanza

Por otra parte, el documento ofreció algo de esperanza para la reintegración plena a la Iglesia de algunos católicos que se divorcian y vuelven a casarse en ceremonias civiles.

Bajo la doctrina actual católica, no pueden recibir la Comunión a menos que se abstengan del sexo con su nueva pareja, porque su primer matrimonio sigue siendo válido a ojos de la Iglesia y se considera que viven en adulterio.

El documento habló del denominado “fuero interno”, por el que un sacerdote u obispo podrían trabajar con un católico que se ha divorciado y vuelto a casar para decidir de forma conjunta y privada -caso por caso- si él o ella pueden ser reintegrados por completo.

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